IRVIN D. YALOM - Un año con Shcopenhauer

/
2 Comentarios
Un año con Schopenhauer.

Duro. Muy duro. Para aquellos que, como quien escribe, estén atravesando su tapa existencialista, ideal. Mas jóvenes, abstenerse. Segundo libro que leo de este autor, ambos por recomendación de mi prima, Lorena Sebastianelli. Ambos excelentes. En este caso, el autor aborda el tema de la muerte desde la perspectiva de un moribundo enfermo de cáncer (mis peores temores vueltos realidad). Alternando entre la historia del filósofo Schopenhauer y "un discipulo" actual, el Dr. Yalom escribe una novela tremenda y que me dejará meditando por mucho tiempo. Transcribo a continuación algunos fragmentos que llamaron mi atención. Para no olvidar.

[...] Tengo esa enfermedad mortal y universal que llaman vida, esa perturbación transitoria que tiene una solución permanente. [...] (Genial!!, aunque aclara que el chiste no es suyo.)

[...] La idea de que nuestro ser esencial se reunirá en última instancia con alguna vaga fuerza vital universal y etérea no me da ningún consuelo. Si no prosigue la conciencia, ¿qué sosiego puede darme esa perspectiva? Análogamente, no es gran consuelo para mí saber que mis ADN terminará siendo parte de otra forma de vida. [...]

[...] Audacia : un descaro rayano en el caradurismo. Típico ejemplo: el conocido caso del muchacho que asesinó a sus padres y luego imploró clemencia al tribunal alegando que era huérfano. [...] (Espectaculár!)

[...] —A lo mejor podemos volver a encontrarnos en este tren al terminar el retiro —dijo Pam.
 —No, eso no lo debemos pensar. Goenska nos enseñará que sólo debemos habitar el presente. El pasado y el mañana no existen. Los viejos recuerdos, los futuros anhelos, sólo producen inquietud. El camino a la ecuanimidad reside en observar el presente y permitirle que fluya libremente por el río de nuestra conciencia. —
Sin mirar atrás, Vijay se echó el bolso al hombro, abrió la puerta del compartimiento y se marchó. [...]

[...] La flor replicó: ¡Necio! ¿Acaso crees que florezco para que me miren? Florezco para mí, porque me place, no para los demás. Mi júbilo está en mi ser y en mi florecer. [...]

[...] La alegría y el optimismo que tenemos en la juventud se deben en parte al hecho de que estamos ascendiendo la colina de la vida y no vemos la muerte que nos espera al pie de la otra ladera. [...]

[...] la mitad de su vida, los hombres son putañeros; la otra mitad, cornudos. [...]

[...] “No es posible gobernar con la razón lo que no está dotado de razón”. [...]

[...] Arthur Schopenhauer fue un precursor de la revolución freudiana puesto que, mucho antes de que Freud naciera, sostuvo que nos gobiernan profundas fuerzas biológicas, y que luego nos engañamos creyendo que elegimos nuestras actividades en forma consciente. [...]

[...] Dijo que la muerte era la imposibilidad de otras posibilidades. [...] (No está mal, ¿no?. Un razonamiento al pedo, pero razonamiento al fin.)

[...] los hombres de talento son los que dan en un blanco que otros no pueden alcanzar, mientras que los hombres de genio son los que dan en un blanco que los demás no ven [...] (Genial!)

[...] Todo eso de pensar en el pasado y en el deseo de cambiar en el futuro nos hace olvidar el hecho fundamental de que la vida no es más que el momento presente, algo fugaz. ¿Qué sentido tiene tanto inquietarse, sabiendo el destino final que tendrá todo? [...]

[...] ¿Qué es lo más terrible del hastío? ¿Por qué nos apresuramos a evitarlo? Porque es un estado en el cual no hay nada que nos distraiga, propicio para revelarnos pronto verdades intolerables sobre la existencia: nuestra propia insignificancia, el sinsentido de la existencia y el inexorable camino que nos lleva al deterioro y la muerte. [...]

[...] Schopenhauer dijo que después de la muerte seremos lo mismo que éramos antes de nacer y luego afirmó que no podía existir más que un único tipo de nada. [...] (Otro gran pensamiento inútil, pero espectacular.!)

[...] Vive como corresponde, se dijo, y ten fe en que fluirán de ti cosas buenas aunque no lo sepas. [...]

[...] Desde luego, sus días siempre habían estado contados, pero las cifras le habían parecido tan enormes, tan extendidas en la lejanía de un futuro interminable, que nunca había confrontado el final de esos días. [...] (Nada mas duro, y mejor aplicable a mi persona.)

[...] Schopenhauer se convenció, de hecho, de que existe una relación directa entre la ansiedad y la inteligencia. [...] (chocolate por la noticia...)

[...] Y a través de la razón es que llegamos a la conclusión evidente por sí sola de que la muerte es la cesación del estado de conciencia y la aniquilación irreversible del yo. Hay dos maneras de enfrentar la muerte, aseguraba: la manera de la razón, o bien la de la ilusión y la religión con la esperanza de que persista la conciencia y una acogedora vida posterior. Por ende, el hecho y el miedo a la muerte es el progenitor del pensamiento profundo, y la madre de la filosofía y la religión. [...] (Esto me mató...)

[...] Sus métodos se basaban en analizar intelectualmente las fuentes del miedo a la muerte. ¿Le tenemos miedo porque es extraña a nosotros? De ser así, insiste en que estamos equivocados, pues la muerte nos resulta mucho más familiar de lo que suponemos. No sólo tenemos un anticipo de la muerte todos los días cuando dormimos, o en estados de inconsciencia, sino que todos hemos atravesado una eternidad de “no ser” antes de existir. [...]


2 comentarios:

  1. Por tus citas parece muy bueno gordo, por ahora no atravieso dudas existenciales así que lo dejo para otro momento. Pero tomo nota del autor.

    Abrx.

    ResponderEliminar