JORGE FERNANDEZ DÍAZ - Mamá

/
0 Comentarios
 
Mamá

¡Me cago en la puta madre que los parió!. ¡Cómo se puede escribir de semejante manera!. ¿¡Cómo es posible que este hombre fuese para mi un ilustre desconocido!?; de no ser por el programa de Jorge Lanata en Radio Mitre, ¡jamás habría reparado en su existencia!.
¡No puedo entender que le den el Nobel de literatura al recalcitrante de Vargas Llosa y ni siquiera figure en el radar de los pobres ignorantes literarios, entre los que me cuento, semejante monstruo!.
¿Como hace uno para desnudarse junto a toda su familia, y hacer de ello un relato magnífico?, Fernández Diaz tiene la fórmula. Increíble, espectacular, magnífico, etc, etc, etc.
¿Cuánto mejoraría la educación en la Argentina si los colegios secundarios hicieran obligatoria la lectura de estos textos?. Materias insípidas como Lengua y Literatura no solo despertarían posibles escritores sino que nos darían una identidad nacional de la que carecemos completamente. Fernandez Diaz es mas argentino que el dulce de leche, y ninguno de los rioplatenses puede dejar de reconocerse en sus historias. No se priven de leer este pequeño tesoro de la literatura.

Algunas citas para cuando ya no me acuerde...

[...] Muchos piensan, como pasa con el destino, que el dominó es un juego zonzo y que se lo puede jugar pensando en cualquier otra cosa. El dominó es, en realidad, una especie de ajedrez. Hay que imaginar los próximos cinco movimientos y prever las artimañas de los contrincantes. El destino, sin una lucidez histórica, es habitualmente una trampa anunciada. [...]

[...] El fatalismo es esa rara neurosis de ciertos idealistas que piensan irracionalmente que todo está predeterminado por una fuerza desconocida, acaso Dios o el destino, y que los seres humanos somos juguetes en sus manos caprichosas. Sucede, con frecuencia, que no podemos evitar que el placer nos genere culpa, y tampoco sospechar que, en esa sutil red de acontecimientos urdidos, hay una especie de ley de compensación universal: a una buena noticia sigue una pésima, las rachas de buena suerte atraen a la mala, los gozos precipitan las sombras. Un asturiano, bajo el hórreo del Escalón, me dijo una vez: Nunca hay que tener esperanzas para no tener desilusiones [...]

[...] Estudié la Biblia, gané concursos de erudición católica, confié en la inmortalidad y aprendí los votos salesianos de virtud y de pobreza. Protegido por el yudo y por mis creencias infalibles pasé los momentos más felices de mi vida.  [...]

[...] Leí a Sartre, a Nietzsche y a Freud, y abjuré de los chantajes cristianos, y cultivé el marxismo para rebelarme contra ellos y luego el peronismo para ser argentino a cualquier precio. [...]

[...] La negación es una sustancia divina: recomendable en pequeñas dosis, en altas conduce a la ceguera. ¿Quienes viven mas felices: los lúcidos o los negadores? [...]

[...] Se propuso entonces ser un negador de las cosas falsamente relevantes, pero en verdad pueriles, y un hiperconsciente de las que verdaderamente importan, pero que postergamos. Por más que se esfuerza no puede ahora tomarse en serio los dramáticos trámites del trabajo, pero se desgarra en las mínimas insinuaciones de cualquier padecimiento familiar o enfermedad. Lleva traje de amianto y tapones de cera, y jamás se quema en el fuego de la arrogancia profesional ni escucha los cantos de sirena del éxito ni de la opulencia, pero lleva la piel desnuda y sensible para las cosas vitales, que él tiene en claro más que ningún otro que yo trate o conozca.
      La vida trata precisamente de las cosas que podemos cambiar y de las cosas que debemos aceptar de nosotros mismos, y también de la prolija discriminación que debemos practicar entre lo significativo y lo insignificante. [...]

[...] González pensaba que el Santo Grial de la vida era ser muy fuerte para necesitar muy poco. Nuestra discusión, a lo largo de los años, fue sin embargo acerca de la única certeza que nos quedó. La única certeza que tenemos es la muerte y, en consecuencia, ¿qué tiene de malo inventarnos juegos laboriosos y arrogantes, como la fama y el dinero, para distraernos de esa verda última y temible, González? [...]

[...] y acuñé una frase irritante para corregirles notas a mis redactores: Si mamá no lo entiende es porque está mal escrito.  [...]

[...] Comprobé sobre el terreno que las cosas no son blancas ni negras, sino desconsiderablemente grises: grandes héroes cometen grandes canalladas, y grandes canallas consuman emocionantes actos heroicos. Redimensioné la objetividad y entendí que lo real tiene la mala costumbre de ser ambiguo. [...] (¡ESPECTACULAR!)

[...] en plena crisis adolescente, le dijo a mi tía: No te extrañe que un día de éstos vaya a suicidarme. Maruja, aplicando la dialéctica asturiana, le respondió sin parpadear: Pero me parece muy bien, hijo mío. Los gustos hay que dárselos en vida. [...]

[...] Carmen, que de vieja leyó unos cuantos libros, no leyó sin embargo a Bioy Casares: "Para estar en paz con uno mismo hay que decir la verdad. Para estar en paz con el prójimo hay que mentir." [...]


No hay comentarios: