MARIO VARGAS LLOSA - La tia Julia y el escribidor

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6 Comentarios
La tia Julia y el escribidor.

Primero lo primero. Debo la lectura de este libro a las recomendaciones del amigo Santiago Lafón, quien tiene un muy buen blog de literartura: Sobre libros y algo mas. Muito Obrigado!.
Vargas Llosa posee magia en la muñeca. Realmente he leído un muy buen libro, a partir de situaciones corrientes, sin grandes finales, pero igualmente entretenido. Al terminar de leerlo me viene a la mente un estilo parecido al de Henning Mankell. Estilo nada mas. Dicho todo lo anterior me referiré a Don Mario en forma particular.
Como transcribiré a continuación, me sorprendieron en este libro las incontables referencias descalificadoras hacia los "Argentinos". Pueblo, al que lamentablemente para Don Mario, pertenezco. Triste y grande fue la sorpresa, sobre todo porque en 2010, cuando Don Mario fue el invitado estrella de la Feria del Libro de Buenos Aires, se refirió en todo momento al pueblo Argentino como muy caro a sus afectos. Y esto último es lo que mas me molesta. Si alguien a los 40 años de edad (Este libro fue publicado en 1977 a sus 41 años de vida), contando con la revisión de un editor, quien me imagino habrá tenido alguna charla con el autor respecto de estas descalificaciones (por ponerles un término educado.) publica igualmente este libro, entonces es una acto perfectamente conciente y meditado, y por ende concluyo que los Argentinos le damos asco. 33 años mas tarde somos de lo mejor que le pasó en su infancia. Don Mario, Don Mario, Don Mario... Existe un término para definir a las personas de su clase: HIPOCRITAS.

Algunos parrafítos de Don Mario con sus elogios.:

[...]El embajador ofrecía algunos ejemplos, que, aseguraba, no habían sido buscados ex-profeso sino recogidos al azar por el personal de la Legación "afecto a ese género de emisiones". En una se sugería, nada menos, que la proverbial hombría de los porteños era un mito pues casi todos practicaban la homosexualidad (y, de preferencia, la pasiva); en otra, que en las familias bonaerenses, tan gregarias, se sacrificaba por hambre a las bocas inútiles —ancianos y enfermos— para aligerar el presupuesto; en otra, que lo de las vacas era para la exportación porque allá, en casita, el manjar verdaderamente codiciado era el caballo; en otra, que la extendida práctica del fútbol, por culpa sobre todo del cabezazo a la pelota, había lesionado los genes nacionales, lo que explicaba la. abundancia proliferante, en las orillas del río de color leonado, de oligofrénicos, acromegálicos, y otras sub-variedades de cretinos; que en los hogares de Buenos Aires —"semejante cosmópolis", puntualizaba la carta— era corriente hacer las necesidades biológicas, en el mismo recinto donde se comía y dormía, en un simple balde...[...]

[...]Ahora sí frenó, tan en seco que el volante le golpeó el pecho, y, con un aturdimiento blancuzco y un zumbido insistente, bajó velozmente del Volkswagen y corriendo, tropezando, pensando "soy argentino, mato niños”, llegó hasta la criatura y la alzó en brazos.[...]

[...]—¿Así que somos mataniños, no, Camacho de porquería? ¿Te has creído, atorrante, que en este país no hay nadie que pueda enseñarte a guardar respetos?
Se iba excitando mientras hablaba, enrojecía y se le atropellaba la voz. El hermano menor asentía y, en una pausa iracunda del churrasquero mayor, también metió su cuchara:
—¿Y los piojos? ¿Conque la golosina de las porteñas son los bichos que les sacan del pelo a sus hijos, grandísimo hijo de puta? ¿Me voy a quedar con los brazos cruzados mientras puteas a mi madre?
[...]

[...]Por ejemplo, no permite que ningún pensionista se bañe sino el primer viernes de cada mes y ha impuesto la argentina costumbre —tan popular en los hogares del hermano país— de no jalar la cadena del excusado sino una vez al día (lo hace ella misma, antes de acostarse) a lo que la Pensión Colonial debe, en un ciento por ciento, ese tufillo constante, espeso y tibio, que, sobre todo al principio, marea a los pensionistas[...]

[...]se había enfurecido extraordinariamente, y, gesticulando como si se hallara ante un auditorio expectante, despotricaba con su magnífica voz:
—Toda Argentina está inundada de obras mías, envilecidas por plumíferos rioplatenses. ¿Se ha topado usted en la vida con argentinos? Cuando vea uno, cámbiese de vereda, porque la argentinidad, como el sarampión, es contagiosa.
[...]

[...]Tenía la sensación de haber estado media hora con el artista y en realidad el análisis sociológicochísmográfico de la ciudad y la abominación de los argentinos habían demorado tres. [...]

[...]había conseguido unas estampillas triangulares de Etiopía, con leones y víboras, en verde, rojo y azul, que eran rarísimas, y que las había cambiado por cinco argentinas que no valían nada.[...]

[...]Un jovencito acicalado, con aire de intelectual (especialidad Límites Patrios), le sonrió con benevolencia y a nosotros nos lanzó una mirada que Pedro Camacho hubiera tenido todo el derecho de llamar argentina[...]

[...]Poco después, hubo un partido en que la Selección Nacional se enfrentó a una pandilla de homicidas, de un país de escaso renombre —¿Argentina o algo así?—, que se presentaron a jugar con los zapatos acorazados de clavos y rodilleras y coderas que, en verdad, eran instrumentos para malherir al adversario. Sin atender a sus argumentos (por lo demás ciertos) de que en su país era costumbre jugar al fútbol así —¿cabeceándolo con la tortura y el crimen?—[...]

[...]Cada vez que habla de su mujer siento unas ganas terribles de decirle déjate de llamar artista a lo que en buen peruano se llama estriptisera de tres por medio.
—Nadie se imagina el monstruo que es —me dijo Pascual, poniendo una cara de niño que ve al cuco—. Una argentina viejísima, gordota, con los pelos oxigenados y pintarrajeada. Canta tangos medio calata, en el Mezannine, esa boite para mendigos.
[...]

[...]mientras consumía el espartano almuerzo, no pensó en el pasado de ese puerto sureño, el multicolor desembarco del dudoso héroe San Martín y su Ejército Libertador[...]


6 comentarios:

  1. A la pucha!. No recordaba ese ensañamiento con los Argentinos, sino realmente, no se lo hubiera recomendado a uno, o al menos lo hubiera advertido. El recuerdo que me quedó de la novela, que leí hace ya un poco más de diez años, es lo entretenido de la trama. Leí en esa época varios libros de Vargas Llosa y creo que tenía un perfil político muy diferente al que tiene ahora. Recuerdo como muy bueno el de La ciudad y los perros, pero ya no me atrevo a recomendarlo. En argentina transcurría la dictadura militar, por lo que quizás por ahí puede venir una explicación a tanto golpe.
    Saludos
    Santiago

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    1. Jajajaja!, no es para tanto. El libro está bien escrito, pero este tipo me parece un infeliz. Como sea bienvenidas sean sus recomendaciones caballero.
      Saludos.!

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  2. por favor! los ataques a los argentinos provienen del escribidor (Camacho) que odia a los argentinos porque su mujer argentina lo dejó.

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    1. Todo lo que quieras nacanacazo. ¿Y eso que justifica?, ¿enmascaro mi odio dentro de un personaje y digo que es el, no yo?.
      Te puede gustar igual, pero el amigo Vargas Llosa lleva un desprecio profundo en su interior hacia los Argentinos todos.
      Abrazo. Gracias por pasar por aqui.

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  3. Sí, me cuesta mucho mantener bien separado a Vargas Llosa como persona real, antipatica, elitista, y casi asquerosa y como escritor por otro lado. Leí muchos libros que me encantaron, por ejemplo "Lituma en los Andes" o "Travesuras de la ninia mala". Te pongo mi resenia de "Tía Julia...". saludos

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    1. Gracias Tine!. A mi me pasó al revés... nunca lo había leído. Me pareceía, de sus apariciones públicas, un tipo... "complicado". Cuando ganó el Nobel, me dije que debía leerlo. Después de haberlo hecho, el escritor se juntó con el hombre y el resultado es, para mi, un idiota xenófobo.

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